Tiembla la multimillonaria industria farmacéutica con el descubrimiento para tratar el cancer de un joven de 15 años

En este mundo en el que los ‘influencers’ de las redes sociales son admirados por su estilo de ropa o su aspecto, muy pocas personas como Jack tienen el reconocimiento que merecen. A la tierna edad de 15 años, Jack Andraka inventó su propio avance médico que tiene el potencial de salvar un número incalculable de vidas.

Cuando tenía tan solo 15 años, Jack Andraka, era apenas un estudiante de premedia y decidió empezar a trabajar para encontrar la forma de detectar el cáncer de páncreas en estadios tempranos. En el 2012, poco tiempo después de proponerse el objetivo, se convirtió en noticia: había encontrado un método preliminar para realizar el diagnóstico.

Creó un dispositivo con la capacidad de detectar el cáncer de páncreas mucho antes de lo que había sido posible anteriormente, y eso podría significar la diferencia entre la vida y la muerte para una gran parte de los pacientes.

El joven inventor, de Crownsville, Maryland, EE.UU., se inspiró para trabajar en su proyecto después de ser testigo de la muerte de un amigo cercano por cáncer de páncreas.

Comprendió que gran parte del problema radicaba en el hecho de que la detección del cáncer de páncreas en etapa tardía es prácticamente una sentencia de muerte, mientras que cuando se detecta a tiempo es posible que el paciente sobreviva.

Y así Andraka comenzó su viaje para encontrar una forma de detectar el cáncer lo antes posible. Durante su investigación, descubrió que el método de detección más actualizado tenía 60 años. Esto, por supuesto, era inaceptable.

Así que trabajó para inventar un método que es, según los informes, 168 veces más rápido, 26.000 veces menos costoso y 400 veces más sensible. Oh, y es 100% exacto, comparado con el 70% que el método anterior prometía.

“Hice el descubrimiento con una computadora portátil, un teléfono inteligente y algunas búsquedas en línea”, dijo, según National Geographic.

El primer paso de Andraka fue aislar una molécula como un “biomarcador” del cáncer de páncreas. El nombre de la proteína es mesotelina, y fue capaz de localizarla en su intento número 4.000.

Al mismo tiempo, por coincidencia, la clase de ciencias de la escuela de Andraka trataba el tema de los anticuerpos, moléculas que se unen a una proteína específica.

Fue una combinación de estas dos cosas lo que le dio la idea de encontrar un anticuerpo que se uniera a su biomarcador de mesotelina.

Con esto en mente, Andraka estableció la teoría de que al entretejer los anticuerpos con una red de nanotubos (cilindros que tienen un diámetro 50.000 veces menor que el diámetro de un cabello humano), se podrían detectar niveles más altos de mesotelina presente en las muestras de sangre de pacientes con cáncer de páncreas en etapa inicial.

Llevando las cosas al siguiente nivel

Era hora de que Andraka pusiera a prueba su teoría, aunque por supuesto esto no era algo que se pudiera hacer en cualquier parte. Elaboró un presupuesto, compiló una lista de materiales necesarios, un calendario y un procedimiento. Envió toda esta información a 200 investigadores con la esperanza de que uno de ellos le diera espacio de laboratorio.

199 lo rechazaron. Afortunadamente, un patólogo e investigador de cáncer de páncreas de la Facultad de medicina John Hopkins, Anirban Maitra, dijo que sí.

Después de agotadores esfuerzos y numerosos errores, Jack Andraka inventó un pequeño dispositivo que puede detectar el cáncer a tiempo y que, según se informa, es 100% preciso. Todavía es preliminar, pero las compañías farmacéuticas están interesadas, y se está corriendo la voz.

Andraka cree que su dispositivo podría, a través de conceptos similares, detectar cualquier enfermedad.

Dijo en diálogo con National Geographic: “Al cambiar el anticuerpo, este sensor podría detectar biomarcadores de Alzheimer, enfermedades cardíacas, VIH/SIDA, malaria y otros tipos de cáncer”.

“No pude salvar a mi amigo que murió de cáncer de páncreas, pero espero haber descubierto algo que signifique que otras familias no tendrán que enfrentar luchas similares”.

Jack ahora tiene 22 años y cursa estudios en ingeniería electrónica y antropología en uno de los centros educativos más importantes de los Estados Unidos, la Universidad de Stanford, en California.

A la fecha el prototipo ideado por Andraka se encuentra en el período de investigación clínica, en el cual se realizan pruebas para determinar si puede salir al mercado. El joven entregó los resultados de sus investigaciones a una organización (el nombre no fue revelado porque, según dijo, tiene un acuerdo de confidencialidad) que está llevando a cabo este proceso.

Por esa razón, todavía no es posible tener el prototipo creado por el estudiante estadounidense todavia. Pero la idea es que cuando llegue al mercado cualquier médico pueda diagnosticar tempranamente esta patología a un costo muy económico.

De acuerdo con la American Cancer Society, “es difícil descubrir temprano” el cáncer pancreático. Debido a que este órgano está en una región profunda del cuerpo y, por lo tanto, “no se pueden ver ni palpar los tumores en sus etapas iniciales durante los exámenes físicos de rutina. Por lo general, las personas no presentan síntomas si no hasta que el cáncer ha crecido mucho o ya se ha propagado a otros órganos”.


Esta patología no causa ningún síntoma en sus etapas iniciales. Sin embargo, la ictericia (acumulación de bilirrubina, una sustancia verde oscura producida en el hígado), el dolor en la espalda y el abdomen, la pérdida de peso y la falta de apetito, las náuseas y vómitos, el agrandamiento de la vesícula biliar y el hígado, los coágulos sanguíneos, y la diabetes, son algunos de los factores más comunes cuando se manifiesta el cáncer pancreático.


La entidad también advierte que no existe ninguna forma de prevenir la enfermedad porque algunos factores de riesgo como la edad, el género y el antecedente familiar no se pueden controlar. Pero, con el fin de disminuir las probabilidades de riesgo, recomienda no fumar, mantener un peso adecuado, limitar el consumo de bebidas alcohólicas, y de ciertas sustancias químicas.


Por otra parte, según la American Society of Clinical Oncology, entre el 45 % y el 55 % de los pacientes, aproximadamente, reciben el diagnóstico del cáncer de páncreas en estadio metastásico, entre el 35 % y el 40 % cuando está localmente avanzado, y solo entre el 10 % y el 15 % cuando es extirpable.

Un futuro prometedor

Desde que Andraka empezó sus investigaciones han pasado varios años y cosas en el camino. Por ejemplo, en el 2012 ganó el primer premio en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería gracias a la elaboración de la prueba para detectar el cáncer de páncreas. En dicha competencia sobresalió por encima de 1500 participantes de 70 países.

Otro de los pasos importantes que realizó Andraka en estos años fue su transición del aprendizaje empírico a la academia. Ahora adelanta estudios en antropología e ingeniería electrónica en la Universidad de Stanford. “Cuando ingresé a la universidad no fue nada fácil porque ya estaba acostumbrado a aprender autodidácticamente”, aseguró.
La meta del investigador, en la que ya trabaja, es hacerse doctor en medicina con maestría en salud pública. “Yo quiero aportar el mayor bienestar posible al mundo”, dice.

Pero su trabajo no se limitó a los estudios relacionados al cáncer. El estadounidense se encuentra trabajando en conjunto con el Quak Lab de la Universidad de Stanford en un nuevo biosensor de papel para la detección de enfermedades infecciosas y contaminantes ambientales, el cual puede detectar 20 enfermedades diferentes en cinco minutos a un costo de menos de un centavo de dólar.

Este biosensor “se distribuyó en más de 2500 comunidades de Tanzania, y puede detectar contaminantes como el mercurio y el plomo si se encuentran en el agua”, destaca. Según dice, estos proyectos empoderan a las comunidades para que cuiden el agua y sus propios recursos.
Andraka ha venido trabajando en esta idea durante los últimos años, y tiene como objetivo mejorar el acceso de esas comunidades de ese país africano al agua limpia. El joven trabajó en conjunto con las comunidades y logró crear una aplicación que permite determinar dónde se puede encontrar la fuente de agua limpia más cercana y la forma de tratar el líquido vital que ya está contaminado.

La experiencia del estadounidense invita a reflexionar acerca de las cosas que se pueden lograr. “Lo más importante es tener confianza en nuestras propias capacidades y ser conscientes de que por un tiempo no lo vamos a saber todo, pero que debemos seguir trabajando. Todos los jóvenes deben saber que nadie nace sabiendo todo. Deben encontrar algo en lo que crean y trabajar duro en eso con pasión”, aconseja.

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